
venida de Pasión.
Su muerte pasó casi inadvertida, porque estaba lejos. Porque me apresuro a decirles que Coral era hija del torero Curro Romero y la cantante Concha Márquez Piquer, y por lo tanto nieta de Conchita Piquer. Nadie habló de ella, las tertulias del corazón la ignoraron y su memoria se diluyó. Por eso reivindico su recuerdo, como el de aquel Basilio del “Cisne cuello negro” que triunfó en la España de los setenta. Por mucho que Lucho Gatica no concibiera esa razón, va a ser verdad que la distancia es el olvido.
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