Un sacerdote Cristiano se aventuró entre los sarraceños del reino de Murcia, con el propósito de predicar el evangelio. Fue detenido y conducido ante Ceut Abuceut, quien determinó hacerle hablar sobre religión cristiana. Lo interrogo sobre la misa, acerca del cual el sacerdote, le dio explicaciones que interesaron al rey hasta tal p0unto que quiso que el prisionero acometiese inmediatamente su celebración ante sus ojos.El sacerdote no teniendo a su disposición los objetos necesarios a tal efecto los envió a buscar a la villa de cuenca que estaba en poder de los cristianos. Pero sucedió que la Cruz que debe estar siempre sobre el altar durante la calebración de la misa fue olvidad. Sin darse cuenta de la ausencia de este objeto indispensable, el sacerdote comenzó, pero enseguida apercibiéndose de que la cruz faltaba, quedó absolutamente turbado. El Rey, que asistía con las personas de su familia y de la corte, viendo de repente al sacerdote tornarse pálido y dubitativo, le preguntó que le estaba sucediendo.
No hay cruz respondió el sacerdote.
Pero dijo el Rey, ¿ no será eso de ahí?
En efecto, en aquel momento el rey vió dos ángeles que depositaban una cruz sobre el altar, y el señalaba con el dedo este deseado objeto. El buen sacerdote dio gracias a Dios y prosiguió con alegría la celebración.
Ante este milagroso acontecimiento, el rey moro, su esosa y acompañantes renunciaron a su religión, y abrazaron la fe cristiana, siendo bautizados el rey con el nombre de Vicente Belbis y su esposa recibió el nombre de Elena.
Esta cruz tambien tiene su poesia o oración:
Loa a la Santa Cruz de Caravaca
De esta Cruz soberana
oigan, señores,
milagros y prodigios,
con mil primores,
pues son tan grandes,
que no hay pluma que pueda
bien numerarles.
De los cielos bajaron
con alegría
los ángeles del coro,
a conducirla;
y pues son tantos,
los milagros que obra,
que es un encanto.
Hombres, niños y mujeres
llevan consigo
la Cruz que fue bajada
del cielo Empíreo
para consuelo,
líbranos de las garras
del Dragón fiero.
Cojos, mancos, tullidos,
ciegos y sordos,
en la Santa Cruz hallan
consuelo todos:
que es tan hermosa,
que la escogió Cristo
para su esposa.
Del cielo fue enviada
del Padre Eterno,
para que conozcamos
el gran misterio
que es el que encierra
que así nos la conceda
Dios en la tierra.
Los serafines todos
cantan y alegran
a esta Cruz soberana
fina diadema:
porque en el cielo
es el lecho de Cristo
nuestro consuelo.
Dichosa Caravaca
puedes llamarte,
pues gozas en los cielos
el Estandarte,
que es la santa Cruz
donde su vida y sangre
dio nuestro Jesús.
Todos los caminantes
y marineros,
por la mar y caminos
andan sin miedo,
como se valgan
de llevar en el pecho
la Cruz amada.
Son grandes los misterios
de esta reliquia,
y así digamos todos
que sea bendita;
para que tiemble
el infierno y la gente
que dentro tiene.
De muerte repentinas,
incendios, robos,
y otros muchos peligros
nos libre a todos
la Cruz Sagrada
que en los brazos de Cristo
fue desposada.
De esta Cruz soberana
oigan, señores,
milagros y prodigios,
con mil primores,
pues son tan grandes,
que no hay pluma que pueda
bien numerarles.
De los cielos bajaron
con alegría
los ángeles del coro,
a conducirla;
y pues son tantos,
los milagros que obra,
que es un encanto.
Hombres, niños y mujeres
llevan consigo
la Cruz que fue bajada
del cielo Empíreo
para consuelo,
líbranos de las garras
del Dragón fiero.
Cojos, mancos, tullidos,
ciegos y sordos,
en la Santa Cruz hallan
consuelo todos:
que es tan hermosa,
que la escogió Cristo
para su esposa.
Del cielo fue enviada
del Padre Eterno,
para que conozcamos
el gran misterio
que es el que encierra
que así nos la conceda
Dios en la tierra.
Los serafines todos
cantan y alegran
a esta Cruz soberana
fina diadema:
porque en el cielo
es el lecho de Cristo
nuestro consuelo.
Dichosa Caravaca
puedes llamarte,
pues gozas en los cielos
el Estandarte,
que es la santa Cruz
donde su vida y sangre
dio nuestro Jesús.
Todos los caminantes
y marineros,
por la mar y caminos
andan sin miedo,
como se valgan
de llevar en el pecho
la Cruz amada.
Son grandes los misterios
de esta reliquia,
y así digamos todos
que sea bendita;
para que tiemble
el infierno y la gente
que dentro tiene.
De muerte repentinas,
incendios, robos,
y otros muchos peligros
nos libre a todos
la Cruz Sagrada
que en los brazos de Cristo
fue desposada.
Esta cruz seguira llendo conmigo siempre la tengo un gran aprecio, aunque estoy pensando hasta tatuarmela para tenerla siempre y me siga protegiendo,
espero que os alla gustado esta historia.
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